Mujeres que se Ríen Solas con Ensaladas

Translation by María. María is active with Ochodoscuatro Ediciones, a non-profit anti-speciesist book house that is noted for translating Carol Adams’ The Sexual Politics of Meat into Spanish. You can view the original English version of the essay below by clicking here.

Por Corey Lee Wrenn

Lo has visto cientos de veces. Ya sabes, la mujer de ojos brillantes que se está comiendo una ensalada. La cabeza inclinada hacia atrás en gesto de júbilo histérico, aparece completamente superada por la gloriosa mezcla de vegetales que adornan su plato. El folleto promocional de tu cooperativa local de alimentos naturales incluye esta escena. La página web de tu cadena de supermercados las utiliza. Así como los carteles de las paredes de su centro de salud. Montones de organizaciones veganas las utilizan. Diablos, apuesto que, si recuerdo bien, yo misma he utilizado una para ilustrar una publicación en este blog al menos una vez.

Fotos de archivo de mujeres… sentadas solas… con una ensalada tan condenadamente hilarante, que no pueden evitar estallar en risas y deleite.

Hace poco, lo absurdo de estas imágenes ha atraído la atención en Internet, resultando en imitaciones: una página Tumblr, e incluso una obra de teatro.

Comer ensalada no es especialmente divertido. Rara vez induce al éxtasis. Por lo general, resulta más bien una experiencia difícil, que consiste en empujar desordenadamente hojas de lechuga en tu boca. A menudo no es satisfactorio: demasiado aliño, o no suficiente. En realidad, puede que estés pensando si se te ha quedado un trocito de lechuga entre los dientes, y eso te impide sonreír de oreja a oreja entre bocado y bocado. Comer ensalada es, habitualmente, una actividad ordinaria y aburrida.

Cuando tu ensalada no para de contarte chistes.

Pero comer ensalada es una actividad femenina, y como tal, la tarea debe ser realizada para contar una historia particular, que tiene una función cuando lo observamos y documentamos.

La teoría feminista vegana nos dice que los alimentos (aquello que comemos y cómo lo comemos) está firmemente arraigado en las normas de género. El consumo de verduras (siendo la ensalada el tópico omnipresente) es un comportamiento altamente feminizado. Los códigos de género también se manifiestan en la habitual hiper-emotividad de las mujeres en publicidad. Es decir; las mujeres son a menudo retratadas teniendo respuestas emocionales inapropiadamente extremas. La representación de este tipo se suma a la comprensión cultural de la feminidad como infantil, irracional e inmadura. En este caso, incluso un poco alocada. Estas imágenes refuerzan la condición de subordinación de las mujeres. Unir mujeres hiper-emotivas con alimentos hiper-feminizados construyen una perfecta iconografía sexista.

Hombre a punto de tomar un poco de ensalada, sonríe suavemente a la cámara.

Por supuesto, ya me han hecho el inevitable comentario “¡pero los hombres también!”. Es cierto, a veces también se muestra a hombres estando un poquito demasiado emocionados al comer ensalada. Pero, seamos sinceros; ellos aparecen con mucha menos frecuencia representados carcajeándose, con su cabeza echada hacia atrás, en ropa interior, o embarazados. La frivolidad del consumo de ensaladas es, en gran medida, un asunto femenino.

Mujer acostada en la cama con ropa interior blanca comiéndose una ensalada.

Cuando los hombres sean representados en el escenario improbable de comerse una ensalada recostados en una cama llevando un tanga blanco, entonces, hablemos.

 


Corey Lee WrennDr. Wrenn is Lecturer of Sociology. She received her Ph.D. in Sociology with Colorado State University in 2016. She received her M.S. in Sociology in 2008 and her B.A. in Political Science in 2005, both from Virginia Tech. She was awarded Exemplary Diversity Scholar, 2016 by the University of Michigan’s National Center for Institutional Diversity. She served as council member with the American Sociological Association’s Animals & Society section (2013-2016) and was elected Chair in 2018. She serves as Book Review Editor to Society & Animals and has contributed to the Human-Animal Studies Images and Cinema blogs for the Animals and Society Institute. She has been published in several peer-reviewed academic journals including the Journal of Gender Studies, Feminist Media Studies, Disability & Society, Food, Culture & Society, and Society & Animals. In July 2013, she founded the Vegan Feminist Network, an academic-activist project engaging intersectional social justice praxis. She is the author of A Rational Approach to Animal Rights: Extensions in Abolitionist Theory (Palgrave MacMillan 2016).

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El Veganismo no es “La Ética de los Alimentos”: El Veganismo tiene que ver con la Justicia Social

The original English version of this essay can be found here.

Mother cow and calf nuzzling

Por Syl

Me quedé más que decepcionada después de leer el reciente post de Olivia (de Skepchick) y la discusión que le siguió en la sección de veganismo. Primero que todo, no hubo en absoluto una conversación sobre las conexiones entre el ateísmo y el veganismo. Siempre me parece una pérdida completa de tiempo tratar de explicar la falta de interés en el veganismo en espacios ateos. Los ateos parecen ser suficientemente críticos siempre y cuando ellos permanezcan en la pequeñez de la conversación relacionada con la creencia de que el veganismo es una acción basada en la acción ética del individuo, en lugar de una posición propia de justicia social y un movimiento fundado en ciertas creencias éticas. Algunas de las características clave de esta construcción miope del veganismo son:

(a) Fundamentalmente, el veganismo es un asunto ético fundado en el individuo.

(b) El veganismo es un ideal inalcanzable. Es una guía en lugar de una meta realizable.

(c) El veganismo es una práctica relacionada con la alimentación, una ética de alimentación, y/o una dieta.

(d) El veganismo consiste en intentar hacer “lo mejor que se pueda”.

(e) Naturalmente, el veganismo conlleva momentos de “culpa” porque uno no puede ser un “vegano perfecto”.

(f) El veganismo es una práctica aislada conceptualmente de otras prácticas de justicia social.

En su post, Olivia se refiere consistentemente al veganismo como “ética de la alimentación” o una “dieta” (c) y resto de (a) a través (f) se puede ver en solo un pasaje:

Podemos ver que no todas las conclusiones éticas abstractas demandan una perfecta conformidad, porque nuestro propio bienestar debería ser parte de nuestros cálculos éticos. Cada uno de nosotros tiene una cantidad limitada de tiempo, dinero, y energía, y tenemos que decidir en cuáles áreas vamos a concentrar esos recursos. Hay una sorprendente cantidad de cosas que podemos hacer para mejorarnos a nosotros mismos y a nuestras comunidades, y simplemente no podemos cumplir con todas. Si cambiar nuestra dieta agota nuestros recursos profundamente, nos puede lastimar, o dejarnos ansiosos, enojados, infelices, e incapaces de actuar éticamente hacia las personas que están a nuestro alrededor (como un ejemplo, yo sé que soy una perra irritable cuando no consumo suficiente proteína). Si una preferencia ética en particular nos deja sin más energía o recursos, puede que no sea la manera más efectiva para mejorar el mundo.

Déjenme referirme de (a) hasta (f).

(a) El veganismo, fundamentalmente, es una posición de justicia social basada en el colectivo político. Esto significa que la explotación en masa y la tortura de los animales solo puede ser erradicada con la reestructuración política y social. Demandamos reestructuración política y social para también dirigirnos a las situaciones de otros grupos oprimidos… porque ser anti-racistas, anti-sexistas, anti-homofóbicos, etc., es tomar una posición de justicia social. Estas no son posturas éticas del individuo (aunque ellas son fundadas en preocupaciones éticas e implicaciones éticas le siguen). No hay charla sobre “y tú!” (“do you!”) cuando se trata de posturas de justicia social, porque adoptar una postura de justicia social es hacer cierto reclamo sobre tus propios derechos. Los derechos son un concepto universal, no un concepto de “y tú!”.

El veganismo no es solo una postura de justicia social sino que también se basa en una postura crítica. Es una postura fundada por la crítica de nuestra heredada narrativa de consumo con respecto a los animales. Tomamos la cuestión con la suposición de que los animales deben pertenecer a nuestra narrativa de consumo y nosotros mantenemos que es en parte por esta fallada suposición de que los animales deben permanecer sin derechos. Si los animales simplemente son seres para que nosotros consumamos y usemos, ya sea como alimento, vestimenta, entretenimiento, sujetos de investigación, etc., entonces es contradictorio también mantener que ellos son seres que merecen ser protegidos de los abusos. Mientras asumamos que los animales pertenecen a la narrativa de consumo, a ellos nunca se les concederán derechos. (Les remito a mi post anterior).

(b) Alcanzar metas veganas es sin duda un proyecto que se puede realizar. El único obstáculo en el camino para ver esto es la tendencia a reconstruir el veganismo como un proyecto basado en la ética del individuo! Obviamente, los esfuerzos éticos hechos por individuos aislados no podrían desmantelar el mito sobre el papel de los animales en la narrativa de consumo actual. La narrativa de consumo es una historia sistémica completa con fuerzas económicas, culturales y políticas; entonces, si vamos a encontrar una buena estrategia para embestir el problema, va a tener que ser a un nivel sistémico. La abolición de la esclavitud no fue simplemente la suma de proyectos basados en la ética del individuo. Más bien, fue el resultado de llamadas hacia la reestructuración social y política. Ciertamente, la abolición pudo haber sido un ideal inalcanzable si los abolicionistas no hubieran conseguido ver que la raíz de esta tradición opresiva estaba basada en una narrativa sistémicamente sostenida. En otras palabras, nuestras grandes injusticias sociales no existen simplemente porque hay personas “malas” que no están dispuestas a luchar por ideales abstractos e irrealizables. Las grandes injusticias sociales existen porque hay estructuras construidas y mantenidas que funcionan para perpetuar esas mismas injusticias. Estas estructuras son lo mismo que alimenta la ilusión de que deshacernos a nosotros mismos de ciertas injusticias sociales son ideales “abstractos” desprovistos de realidad o simples fantasmas del optimismo que la naturaleza humana nunca puede acomodar.

(c) El veganismo no es una simple práctica alimenticia, o ética alimenticia, o una dieta. Esto no es para decir que las prácticas alimenticias no son asuntos de justicia social. Ciertamente lo son y merecen más atención. Sin embargo, el veganismo es una posición de justicia social con la meta de asegurar los derechos de los animales y, como tal, no se agota por lo que comemos o vestimos. Me disgusta hasta escuchar los términos “veganismo”, “prácticas alimenticias” y “éticas alimenticias” en la misma oración. Si, como hemos argumentado, los veganos propiamente llegan a la posición de justicia social criticando la suposición de que los animales deben pertenecer en la narrativa de consumo, entonces le sigue que los veganos no miren conceptualmente a los animales como comida. Llamar al veganismo “ética alimenticia”, o una “dieta”, o una “práctica alimenticia” es un perezoso nombre errado.

(d&e) El sentimiento de culpa solamente tiene sentido cuando se ve el veganismo de forma miope como un proyecto ético del individuo. Voy a tener que apoyar este argumento con un ejemplo. Una de mis películas favoritas por desgracia tiene una corta escena con una innecesaria estupidez misógina. Cuando la temida escena se acerca, yo -como una firme feminista- no me siento culpable. Más bien, me siento frustrada y –como mucho (y a lo peor)- impotente como un individuo. Como vegana, soy consciente de que en la actualidad no puedo vivir una vida libre de explotación animal. Como he mencionado anteriormente, nuestra sociedad ha sistematizado e institucionalizado la dependencia humana de animales y de la explotación y tortura animal. Cuando aprendo que las paredes en mi casa (muy probablemente) contienen productos de animales explotados, parece inapropiado sentir culpa. Yo no soy culpable en este caso. Más bien, me siento frustrada por lo penetrante que el problema es y como mucho (y a lo peor)- impotente. El sentimiento de impotencia disminuye después de un rato y la frustración que queda me recuerda cuál es el lugar correcto para mi activismo: en el nivel sistémico. Sentimientos momentáneos de impotencia, que son naturalmente fundados en la impotencia individual, y la frustración, son emociones productivas porque indican que el problema trasciende al individuo. La culpa no es productiva porque indica que el problema deriva del individuo.

Shakespeare character holding a bunch of carrots asks, "To vegan or not to vegan?"

Algunos podrían objetar que yo he prestado poca o nada de atención al sentirme culpable cuando se trata de algún “desliz” o de ser “flexible” en cierta compañía, o de aquellos en ciertas situaciones quienes -independientemente de posiciones de justicia social- debemos depender de los animales para alimento y vestido. Con respecto a lo primero: como ya he manifestado, creo que el veganismo es debidamente entendido como una crítica a la narrativa de consumo y del lugar de los animales en ella, lo que significa que un vegano o vegana realmente cree que los animales son sujetos que merecen derechos. Creo que adoptando una posición crítica hace que los “deslices” o la “flexibilidad” sean imposibles. (Polémicamente), creo que los fenómenos de los “deslices” y la “flexibilidad” tienen mucho que ver con adoptar la posición ética del individuo, la cual se basa en nociones vagas de estatus morales y “crueldad” y no hace mucho para alterar conceptualmente o críticamente a la persona.

(De nuevo, polémicamente) no considero que situaciones que involucren dificultades extremas sean de preocupación inmediata para los veganos. Como veganos, debemos estar preocupados por la narrativa de consumo; estamos preocupados por la historia que nosotros como sociedad contamos sobre los animales y el lugar que ellos ocupan en nuestras rutinas de consumo. Cuando las personas usan animales para la supervivencia básica, ellos no están interesados en crear una narrativa de consumo en la cuál los animales son los perjudicados por algún privilegio percibido. Ellos no tienen el poder para institucionalizar estas nociones. Ellos simplemente están tratando de sobrevivir. El profesor Will Kymlicka se refiere a esta situación como una que reside fuera de las “circunstancias de justicias.” Este es un caso diferente a lo que debería preocupar a los veganos. (Similarmente, cuando rocías un insecto en tu cocina con un spray para cucarachas, consecuentemente matándolo, esta es una situación diferente de las que a los veganos les debería preocupar. Tales incidencias aisladas no tienen nada que ver con mantener la presente narrativa de consumo, de la misma manera que rociar la cara de un intruso con el mismo spray para cucarachas no tiene nada que ver con actuales violaciones a los derechos humanos.)

(e) El veganismo no es un asunto de justicia social aislado de otros asuntos de justicia social. Olivia declaraba anteriormente, “Cada uno de nosotros tiene una cantidad limitada de tiempo, dinero, y energía, y tenemos que decidir en qué temas enfocar nuestros recursos.” Tal punto de vista es rampante entre veganos y no-veganos. Conforme a esta mentalidad de “asunto-único” (“single-issue”), los activismos son estructurados para referirse a un asunto y se refieren a este asunto como siendo fundamentalmente independiente de y diferente de otros asuntos. Como resultado, tenemos que priorizar asuntos. El enfoque de asunto-único oscurece la realidad de cómo el racismo, sexismo, clasismo, discriminación en base a la diversidad funcional, homofobia, especismo, ecocidio, etc. no están solo conectados pero son dependientes el uno con el otro para formar lo que yo llamo un “holismo pernicioso”. Si uno ve esta realidad, el enfoque de el asunto-único parece complemente incoherente. Si todos estos asuntos contra los que luchamos están enredados en una profunda, interconectada red, entonces no tiene nada de sentido estructurar nuestro activismo como si ellos no estuvieran conectados o como si no fuesen interdependientes. Aislar un asunto de esta red es equivocarse sobre la raíz y profundidad del problema, por lo que cualquier activismo que siga de este aislamiento es fútil. La mayoría de las veces, los enfoques de asunto-único son desposados simplemente por la falta de diversidad. Puede ser difícil descubrir cómo ciertos asuntos en particular están conectados si no se tiene en cuenta con las experiencias relevantes.

Por ejemplo, históricamente, los movimientos feministas en su lucha se han centrado solamente en el aspecto de género, simplemente porque sus miembros y las mujeres a las que convirtieron en su objetivo y por las que hablaron fueron todas mujeres blancas de una clase en particular. Hasta hace poco, nunca se les había ocurrido a las organizaciones feministas convencionales que la raza y la clase sean fuerzas sociales que dan forma al género.  Aunque a las organizaciones veganas les guste comparar entre las similitudes de la explotación humana y animal, raramente lo llevan al siguiente paso lógico, concluyendo que estas similitudes tienen algo que ver con la misma estructura que apuntala estas explotaciones. La anatomía de esta estructura en la cual todas las explotaciones giran es el holismo pernicioso que existe entre todos los -ismos regresivos. Entonces, adoptar un compromiso en el camino correcto hacia el veganismo, no significa quitar tiempo, dinero y energía de otros compromisos valiosos.  Tener un compromiso con el veganismo es solo comprometerse en atacar la subyacente estructura del especismo, que está estructuralmente incrustada en todos los otros –ismos regresivos.

Como he mencionado en otro lugar, esto no es decir que el activismo vegano sea feminismo, sea activismo anti-racista, etc. Sin embargo, luchar contra la fuerza que le da forma a la explotación animal también requiere luchar contra las fuerzas sociales que le dan forma y se cruzan con tal fuerza. El género, la raza, la clase, las capacidades, la orientación sexual, etc. Este es el enfoque del asunto-múltiple o como a veces se le denomina “activismo interseccional”. Para una buena demostración de este enfoque, considera este punto que la Dra. Breeze Harper hace cuando ella argumenta que hay algo incoherente en llamar a los productos veganos “libres de crueldad” si han sido hechos por niños esclavos!

Conclusión. La moraleja de todo esto es que el ver el veganismo desde la perspectiva del individuo como una práctica que se agota a sí misma en tu ética personal es diametralmente opuesto al objetivo del veganismo, que es erradicar el mito de que los animales pertenecen a la narrativa del consumo. Puesto que las protecciones legales son las únicas cosas que podrían prevenir significativamente la explotación de seres vulnerables y puesto que el lenguaje de los derechos es el único lenguaje que puede asegurar la vulnerabilidad formal de los seres, nuestra tarea como veganos es asegurar los derechos de los animales si vamos a alcanzar nuestra meta. Las implicaciones éticas que siguen a este punto de vista son solo eso: ellas siguen la posición crítica que aumenta nuestra postura de justicia social y consecuentemente define nuestras prácticas. Necesitamos insistir que estamos involucrados primero y más que nada en el negocio de justicia social. El discurso de la moralidad meramente nos dice algo sobre nosotros– sobre nuestro carácter, sobre si nosotros somos buenos o malos. El discurso sobre los derechos nos dice algo sobre los animales– acerca de que merecen lo que aún no tienen.


Syl is a local activist and PhD student in philosophy in Chapel Hill, NC. She is currently working on her dissertation, which posits the “human” in the human/animal binary as a location of naturalized whiteness and in which she argues for an interpretation of the human/animal binary as racist. Syl also has secondary interests in black feminism, the history of philosophy and philosophy of animal death.

Veganismo y Políticas de Género

 

Translation by Mariángel Villalobos. You can follow her on Twitter @mvillabe. The original English version of this essay can be found by clicking here.

Por Corey Lee Wrenn

Un lector, Alexander Lawrie me envió esta historia y pensé que sería un ejemplo excelente de la supremacía masculina y la vigilancia de género como una barrera en contra del avance de los intereses de las mujeres y otros animales. Un periódico Escocés reportó que los empleados de un restaurante se burlaron de una mujer la cual solicitó que un artículo del menú se hiciera vegano. Su recibo leía: “Vegan Vegan Vegan Pussy”. El restaurante añadió sal a la herida cuando se burlaron de la mujer en su página de Facebook.

¡Pero no termina ahí! El periódico que cubría la historia encontró la página de Facebook de la mujer e imprimió su foto de perfil junto con su nombre completo y lugar de empleo. El acoso adicional que siguió fue lo suficientemente severo para que el periódico moderara los comentarios y eliminara su foto.

Todo el incidente apesta a misoginia. Si la víctima hubiese sido hombre, esperaría que la reacción hubiese sido similar, aunque probablemente con la adición de la homofobia. Bajo el patriarcado, el dominio sobre otros y del consumo de la carne es altamente masculinizado. El veganismo ha sido feminizado no solo porque es más común que los veganos sean mujeres, sino también porque el veganismo representa los intereses de quienes son subyugados a la opresión masculina. El veganismo lucha contra el patriarcado.

No deberíamos de estar sorprendidos de que una compañía que saca provecho de la explotación de los Animales No Humanos use un insulto especista y sexista para desestimar a la mujer, ni deberíamos estar sorprendidos de que los medios de comunicación (que por lo general existen para proteger y reproducir los intereses de la élite) solo hagan las cosas peores. ¿Pero por qué la mesera actuó de esta manera?

En “Female Chauvinist Pigs: Women in the Rise of Raunch Culture” (Disculpen el título especista), Ariel Levy explica que la popularidad del “post-feminismo” en realidad representa una co-optación de una ideología céntrica en la mujer anti-opresión patriarcal. Las mujeres son puestas a competir entre ellas al rivalizar por la aprobación del hombre. En un mundo donde la masculinidad es igualada con prestigio y poder, es común que las mujeres abandonen su feminidad y recurran a la masculinidad. Denis Kandiyoti (1998) le llama a esto negociación patriarcal. Para hacer frente a un mundo que es hostil hacia todo lo femenino, la mesera estaba cuidando sus intereses al apoyar los valores masculinos y al condenar la cena vegana.

Por supuesto, esto significa que los hombres mismos están bajo una enorme presión de conformarse a estos valores masculinos. Este comercial para el “Carnivore Club” (Club Carnívoro) busca reafirmar el control masculino, la inteligencia masculina, y la superioridad masculina de cara a los valores femeninos invasores.

 

Este comercial juega con muchos estereotipos del veganismo: Es para mujeres; es castrante, sin sabor, y fastidiosamente saludable. El unirse al Club Carnívoro promete a los hombres proteger su dominio, su control sobre la naturaleza y hasta su virilidad (aunque consumir productos de Animales no Humanos es vinculado a una letanía de enfermedades que amenazan a la vida, incluyendo problemas cardiovasculares y diabetes, que son unas de las causas principales de la disfunción eréctil).

Carnivore Club Advert

Formular este producto como un “club” es intencional. Los anunciantes esperan usar la masculinidad como un espacio exclusivo para miembros, que están al día. Como los CEOs de Fortune 500, los cuerpos legislativos, los ejecutivos de los medios de comunicación, y otros espacios exclusivos de chicos y su privilegio masculino, el “Carnivore Club” invita a los hombres a que se unan al rango de la élite masculina en su dominio sobre los vulnerables. Verdaderamente, uno no puede siquiera tener acceso a su sitio web sin iniciar sesión como un miembro. Nota también el cuento de la “esposa boba y despistada” tan común utilizado en comerciales, programas y filmes. Las mujeres son demasiado incompetentes para darse cuenta de lo que hacen sus compañeros masculinos de mentalidad superior.

Esto es una masculinidad tóxica. No solo los hombres son motivados a dar rienda suelta a comportamientos nutricionales que les causa enfermedad y muerte, pero las mujeres son también motivadas a que rechacen el veganismo al planear su supervivencia en un patriarcado anti-feminista. Y no nos olvidemos, los más grandes perdedores son los Animales No Humanos cuya opresión es vista como natural y sus defensores son burlados, acosados y silenciados.

 

Corey Lee WrennMs. Wrenn is the founder of Vegan Feminist Network and also operates The Academic Abolitionist Vegan. She is a Lecturer of Sociology with Monmouth University, a part-time Instructor of Sociology and Ph.D. candidate with Colorado State University, council member with the Animals & Society Section of the American Sociological Association, and an advisory board member with the International Network for Social Studies on Vegetarianism and Veganism with the University of Vienna. In 2015, she was awarded Exemplary Diversity Scholar by the University of Michigan’s National Center for Institutional Diversity. She is the author of A Rational Approach to Animal Rights: Extensions in Abolitionist Theory (2015, Palgrave Macmillan).

 

Fisicoculturistas Veganos, Hombres Músculo, y el Físico Masculino: Por Qué Promover lo Masculino es Dañino para el Movimiento de la Liberación Animal

 

Muscled man's chest and arms, holding large floret of broccoli

Translation by Mariángel Villalobos. You can follow her on Twitter @mvillabe. The original English version of this essay can be found by clicking here.

PETA y otras campañas de liberación animal son comúnmente criticadas por explotar los cuerpos de las mujeres de una manera sexualmente provocativa en campañas para los animales no humanos. A través de estas campañas, las mujeres son motivadas a prostituir sus cuerpos desnudos en la calle, todo para llamar la atención a la situación de los animales no humanos. Mi amiga y colega Corey Wrenn llama la atención sobre los efectos dañinos de usar el sexo para vender el caso de los derechos de los animales, señalando que “la degradación de la mujer socialmente aceptada y su objetificación sexual está directamente conectada a la discriminación y violencia en contra de la mujer.”

Mientras que estoy de acuerdo de que tácticas como las de PETA dañan a la mujer y que estos trucos perpetúan la objetificación de la mujer, que de vuelta engendra violencia sexual, me gustaría señalar que hay otra manera en que las campañas de liberación animal comúnmente dañan a los animales y a las mujeres al mismo tiempo: al usar la masculinidad para promover el veganismo.

No es poco común ver organizaciones de liberación animal, como Vegan Outreach  ilustrar en sus panfletos cómo uno puede mantener su masculinidad en una dieta vagana. De hecho, en el panfleto de Vegan Outreach “Even if You Like Meat” (Aunque te Guste la Carne) ellos incluyen una foto de un fisicoculturista Robert Cheeke en una camiseta que lee “Vegan Bodybuilder” (Fisicoculturista Vegano), dando la aprobación para llamar la atención a sus hinchados músculos. Publicidad como esta perpetúa el siguiente mensaje: puedes ser vegano y también tener tu masculinidad.

Pausemos por un momento para considerar qué es la masculinidad y por qué es dañina.

La masculinidad se relaciona con las expectativas de la sociedad para los hombres; hay ciertos roles de género que son vistos como apropiados para que los hombres fomenten. Mientras que los roles

de género son comúnmente definidos como “un set de expectativas para comportarse, pensar y sentir, que son basados en el sexo biológico de una persona,” la masculinidad es un set de roles de género, comportamientos, y aspectos de personalidad esperados de “hombres reales”: fuertes, independientes, con metas, trabajadores, dominantes, heterosexuales, vigorosos, agresivos, no emocionales, físicos, competitivos, enérgicos (KIlmartin 1994, 7-17).

La idea de que la masculinidad es responsable por la violencia, incluyendo los asaltos sexuales, es raramente cuestionada. Como Kilmartin señala, la gran mayoría de actos violentos son cometidos por los hombres, llevándonos a concluir que hay una alta relación entre la masculinidad y la agresión (KIlmartin 1994, 211). De acuerdo al FBI (2011), aproximadamente 90% de los crímenes violentos en los Estados Unidos son cometidos por hombres.

Además de la relación entre la masculinidad y la violencia, la masculinidad es asumida como la responsable de la violencia sexual, ya que “los asaltos sexuales son casi exclusivamente perpetuados por los hombres” (KIlmartin 1994, 212). En su estudio transcultural sobre el abuso sexual, Sanday (1981) reporta que las sociedades con un alto índice de violaciones “toleran la violencia y fomentan a los hombres y niños a ser fuertes, agresivos y competitivos.” De la misma manera, Kilmartin (2005, 1) sugiere que “la socialización de los hombres para que sean agresivos y iniciadores sexuales, su desproporcionado poder social y organizativo, y su habilidad para intimidar basado en superior tamaño y masa muscular“ puede explicar el fenómeno de los asaltos sexuales llevado a cabo por hombres. La moral de historia, entonces, es que, “la masculinidad es uno de los más poderosos contextos en los cuales los asaltos sexuales ocurren” Kilmartin (2005, 1).

Cuando usamos individuos como Robert Cheeke, cuya imagen ilustra lo masculino, para promover el veganismo, perpetuamos la idea de que la masculinidad es un tipo de ideal que los “hombres reales” deberían esforzarse para alcanzar. Sin embargo, si la masculinidad es responsable de la violencia, especialmente la violencia en contra de los débiles o “femeninos”, entonces deberíamos pausar para considerar si hace sentido que usemos este tipo de tácticas de mercadeo para enviar un mensaje vegano.

Recordemos qué es lo que el mensaje de liberación animal conlleva: una de las metas del movimiento de la liberación animal incluye desafiar el modelo de dominio al repensar por qué nosotros damos privilegio y admiramos a los seres “dominantes” o “fuertes”. Sin embargo, cuando las organizaciones usan a los fisicoculturistas para vender el mensaje vegano, envían el mensaje opuesto, un mensaje peligroso: la masculinidad es preferida sobre lo femenino y hay una jerarquía donde lo masculino reina y domina sobre los demás.

Esta idea no solo pone en peligro a las mujeres, pero la idea de que hay una dicotomía entre lo masculino y lo femenino pone en desventaja a los animales, ya que los animales son identificados como parte de la “naturaleza” – y la naturaleza es de vuelta identificada con lo femenino.

Si queremos erradicar la explotación de los animales, debemos desafiar la idea de que “no importa por qué alguien es vegano, simplemente importa el que ellos son veganos.” Por que el que alguien sea vegano importa si nuestra metal final es completar la liberación animal. Si uno no comprende que los principios de fondo detrás del veganismo ético, como el rechazo al dominio de la jerarquía, entonces qué va a prevenir que él explote animales en situaciones que le permiten expresar su masculinidad, como en las corridas de toros, la caza de animales, etcétera? La masculinidad es un mensaje peligroso de mandar, y si podemos promover los beneficios para la salud del veganismo sin tener que recurrir a las imágenes de la masculinidad, por qué las organizaciones de liberación animal como Vegan Outreach se centrar en hacer esto mismo?

Por 1LT Cheryl Abbate

 

Una Carta Abierta para PETA

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Translation by Mariángel Villalobos. You can follow her on Twitter @mvillabe. The original English version of this essay can be found by clicking here.

Querida PETA,

Tenemos una relación e historia tan complicada. Fuiste uno de mis puntos de entrada en el activismo de los animales no-humanos, me hiciste sentir menos sola, me hiciste sentir conectada, y me diste tanta pasión y esperanza cuando era una estudiante de primaria. Orgullosamente vestí mis camisas de PETA a la escuela, viví en el sitio web de tu “Street Team”, e incluso invertí mi verano en una pasantía contigo. Aprendí como organizar mi primer protesta contigo. Me diste consejos cuando mi profesor no me daba alternativas para las disecciones. Los foros del “Street Team” me ayudaron a no sentirme tan rara en el mundo (aunque, ahora lo sé – lo raro es lo mejor) y me dio la fortaleza para seguir andando, para seguir luchando, incluso luego de crueles niños y comentarios.

Tanto ha cambiado – y real, realmente duele, honestamente. Sé que tú no has cambiado, y supongo que ese es el problema. Tú todavía estás haciendo lo que haces – de la manera en que lo haces. Veo tus campañas/publicidad – de los últimos años, he reflexionado en las sesiones de “lluvias de ideas” sobre medios de comunicación durante mi pasantía, y eso crea unos nudos retorcidos en mi estómago. Es realmente difícil describir el sentimiento. Es como cuando un miembro de la familia dice algo realmente homofóbico o sexista, hace algo que tú sabes no está bien – pero ellos eran los que se quedaban contigo de noche cuando eras niño, te leían historias a la hora de dormir, y lucharon contra algunos de tus monstruos en tu armario. Siempre existe la esperanza de que ellos pueden cambiar, y que cambiarán.

Simplemente estoy enojada. Y triste. Triste por los animales no-humanos – triste por los derechos de los animales y los movimientos de justicia social – porque es una pérdida, una gran pérdida, y nos está lastimando a todos. Necesitamos organizaciones que estén trabajando hacia terminar TODOS los tipos de opresión – no perpetuándolos en el nombre de la justicia para uno – porque no es posible. Nada es un asunto de un solo nivel. Y los derechos de los animales ES un asunto de la justicia social. Los animales no-humanos nos necesitan a todos.

Me encuentro en conflicto cuando veo la división entre los movimientos de justicia social/movimientos feministas y los movimientos de los derechos de los animales – como si fueran asuntos separados, desconectados. Y odio que tan comúnmente eres la cara del movimiento de los derechos de los animales – pero lo eres, entonces es tiempo de que des explicaciones, te hagas responsable, y hagas un cambio. Te lo ruego. Como aquella estudiante de primaria de ojos brillantes y llenos de lágrimas. Por favor detente con la porquería sexista, racista, sin-consentimiento, y por

favor desecha cualquier resto relacionado con tu última campaña:  Vegans go all the way. NO. NO. NO. Necesitamos desafiar la cultura que apoya la violencia sexual, y no contribuir a ella – por los animales no-humanos y los animales humanos.

No tengo más palabras, pero por favor, te lo ruego, en mis manos y rodillas, por todos mis adolescentes apasionados, por las personas como yo que no podemos encajar – enséñales que podemos hacer una diferencia, y apoyémoslos en sus múltiples identidades y experiencias, y en terminar todas las formas de violencia. Porque todo está conectado. Solo cuando podamos crear un mundo que ame hermosamente y sea compasivo – cuando la violencia no sea digerible. Cuando la violencia sexualizada no sea normalizada. Cuando los animales no-humanos marginalizados y los animales humanos no sean objetificados y vistos como inferiores.

Esto va también a todos los movimientos feministas – es tiempo de reconocer el rol que juega la violencia contra los animales no-humanos en desensibilizarnos y normalizar otras formas de violencia y opresión.

-La que fue alguna vez una joven amante de PETA, esperando el cambio.

Por Mary Sue Savage

Puedes seguirla en su blog, Confesiones de un Activista con Ansiedad Social.

 

Empleados de PETA del sexo masculino hacen que las mujeres realicen actos sexuales con vegetales “Por la defensa de los animales”

Advertencia: Este artículo contiene imágenes pornográficas, se recomienda no leerlo en el trabajo.

Si ustedes recuerdan,  hace un par de años, PETA lanzó una página web de pornografía en la cual se mezclaban escenas explicitas de violencia con imágenes sexuales de mujeres ¿Parece un mensaje positivo y coherente, ¿no cierto? afortunadamente, las imágenes de las mujeres fueron removidas, y la página web de porno, no es más que videos cortos de granjas de cría intensiva. Sin embargo, las personas vienen por las imágenes morbosas de mujeres usadas como objetos sexuales, y son expuestos a la violencia explicita.  La perturbadora conexión entre sexo y violencia permanece intacta.

En cualquier caso, la pornografía de PETA está de vuelta con un proyecto llamado “Veggie Love Casting Session.” En mi opinión, este es sin lugar a duda el material más obsceno que PETA haya producido con las donaciones bien intencionadas de personas que realmente se preocupan por el sufrimiento de los animales.

A bright-eyed white woman simulating oral sex on a cucumber. Meant to resemble an internet porn advertisement. Reads: "Can't get enough veggies? Join now!!! All access starting at $16/year."

¿Conviértase en un miembro de PETA para ver más porno? ¿O para ayudar a los animales no humanos?

En la página web, se encuentran diferentes videos cortos de mujeres realizando actos sexuales con vegetales. En el comercial, las mujeres desfilan delante de la cámara y son inspeccionadas como si fueran esclavas en la tarima de subastas, como si fueran carne humana lista para consumir. Este proyecto es liderado por hombres, los cuales toman las decisiones. Al fondo  se escuchan las voces masculinas dando instrucciones a las mujeres, pidiéndoles que “muestren cuanto les gusta” el vegetal que se les asigno; para finalmente reírse de la humillación de ellas al final de la sesión. Las fotos de estas mujeres están incluidas al final de la página web donde los espectadores puedan otorgarles una calificación con “pulgar arriba” para darles su aprobación o “pulgar abajo” para darles un voto negativo, tratándolas como objetos de forma descarada.

Image depicts two women in bikinis performing oral sex on a carrot. From PETA's Veggie Love campaign.

Hermanas gemelas cometiendo incesto para abogar por los derechos de los animales no humanos para la diversión de los directores de PETA del género masculino y los espectadores.

PETA imita perfectamente la desagradable prevalencia del racismo en la pornografía. La única mujer Afroamericana que aparece en el video es presentada como si fuera un animal, gateando en el sofá hacia un brócoli el cual devora sin usar sus manos.

An African American woman in a bikini and high heels crawling across a couch towards broccoli.

Muchas personas argumentarían que estas mujeres hacen esto  por “elección propia” y porque  lo “disfrutan”. Hasta cierto punto esto es probablemente cierto. Pero este argumento carece de objetividad. Tomen en cuenta los factores que determinan esas elecciones: un ambiente en el cual las mujeres son vistas como objetos sexuales y como un medio para el entretenimiento masculino. Las mujeres tienen una gran presión para asumir los roles correspondientes a su  género. Bajo un patriarcado, las mujeres son socializadas para que sean esclavas de los hombres. Las mujeres son preparadas como niñas pequeñas, a las cuales se les educa en la premisa que se espera y que es obligatorio  que ellas provean sexo y placer al hombre. En este mundo, las mujeres tiene pocas oportunidades para ser exitosas con base en sus habilidades, conocimiento, y otras cualidades dignas; el trabajo sexual es una de las pocas opciones disponibles. Esta opción ni siquiera es contemplada para los hombres.

Por cierto, la pornografía y otras formas de explotación sexual tienden a utilizar especialmente a mujeres vulnerables,  aquellas provenientes de familias de bajos recursos, o de un ambiente familiar violento o con pocas oportunidades laborales o educacionales, y  también aquellas mujeres que sufren de adicciones. La pornografía lastima a todas las mujeres pero especialmente a las mujeres en riesgo.

A white woman in a bikini and high heels spanking herself with a stalk of celery.

Mujer dándose una zurra con un apio para que los espectadores masculinos aprendan acerca de especismo

Cuando los visitantes de esta página web terminan de ver los videos de las mujeres realizando actos sexuales con vegetales, aparecen videos de animales que son golpeados y asesinados…porque nada es más sexy que colocar la imagen de una mujer siendo explotada junto a la imagen de una animal que está agonizando. Esto es en realidad lo que se ha hecho de la sexualidad: Subyugar y herir a los vulnerables para el placer de los privilegiados. Observar a alguien humillado y sufriendo para nuestro entretenimiento se ha convertido en algo sexy.

A woman (possibly of color) in a bikini and high heels leaning against a couch on the floor. Her head is back and her back is arched. She is rubbing herself with tomatoes.

Mujer pretendiendo que tiene sexo con tomates para educar a otros acerca del veganismo

PETA está dando una connotación sexual a la degradación y humillación de las mujeres. PETA le da una connotación sexual a la explotación de la población vulnerable. PETA dota de sexualidad a la violencia hacia la mujer. PETA otorga una connotación sexual a la opresión.

La investigación es abrumadoramente clara. La pornografía conlleva a la degradación de la mujer, a ver a la mujer como un objeto, a la deshumanización de la  mujer y a la violencia hacia la mujer. Esto hace que las mujeres internalicen esta devaluación y que ellas mismas se vean como objetos. Les quita poder  y permite que sean susceptibles a la violencia intrafamiliar, alimenta la cultura de la violación. Para mayor información en qué manera la pornografía lastima a las mujeres, échele un vistazo a The Price of Pleasure  (se advierte que es extremadamente provocador y gráfico). Haga un poco de búsqueda en la internet para encontrar esta video gratis.

A white woman deep-throating a cucumber.

Sus donaciones de PETA siendo utilizadas para la explotación de las mujeres.

Sostengo que abogar con tácticas sexistas es un insulto despreciable hacia nuestro importante movimiento por la justicia social. PETA asesina a los animales, (visite el enlace PETA kills animals) y asesina a las mujeres de manera simbólica. Por favor, por el amor hacia cualquier cosa buena que exista en este mundo,  nunca vuelvan a hacer donaciones a PETA, no permitan que sus amigos y familias hagan donaciones. Ustedes no necesitan a PETA para que haya un cambio verdadero para los Animales no humanos: Promuevan el veganismo de manera pacífica, apoyen la estrategia de atrapar, esterilizar y dejar en libertad (en inglés, trap-neuter-release), apoyen los santuarios de animales veganos, apoyen su refugio de animales local, adopten, luchen contra la opresión de toda clase. RESPETEMONOS LOS UNOS A LOS OTROS en nuestra lucha para acabar con el especismo.

Traducido por Tatiana Rodriguez Labrador


Corey Lee WrennDr. Wrenn is Lecturer of Sociology. She received her Ph.D. in Sociology with Colorado State University in 2016. She received her M.S. in Sociology in 2008 and her B.A. in Political Science in 2005, both from Virginia Tech. She was awarded Exemplary Diversity Scholar, 2016 by the University of Michigan’s National Center for Institutional Diversity. She served as council member with the American Sociological Association’s Animals & Society section (2013-2016) and was elected Chair in 2018. She serves as Book Review Editor to Society & Animals and has contributed to the Human-Animal Studies Images and Cinema blogs for the Animals and Society Institute. She has been published in several peer-reviewed academic journals including the Journal of Gender Studies, Feminist Media Studies, Disability & Society, Food, Culture & Society, and Society & Animals. In July 2013, she founded the Vegan Feminist Network, an academic-activist project engaging intersectional social justice praxis. She is the author of A Rational Approach to Animal Rights: Extensions in Abolitionist Theory (Palgrave MacMillan 2016).

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